viernes, 3 de julio de 2009

Mi amigo Carlos

Generalmente no se me ha dado bien escribir obituarios. Y el caso, macabra anécdota y maldito dinero, que en las dos ocasiones en las que lo he tenido que hacer he podido comprobar que la muerte se cotiza bien, se paga alto en los periódicos de tirada nacional. Debe ser que, al pagarse por caracteres, diez líneas no son suficientes para resumir la vida de alguien. O debe ser, y me temo que esto es correcto, que nos gusta, nos regodea, nos da morbo la muerte de alguien famoso y poderoso.
Mi amigo Carlos no era famoso ni poderoso. Era un dependiente de los de toda la vida, de los que se conocía cada metro de Ceuta, cada historia familiar. Era de aquellos a los que le decías el apellido y enseguida te preguntaba por el primo que se había ido a Alemania y que tu no sabías ni que existiera. Luego llegabas a casa, preguntabas si tenías un primo en Guirilandia, y te contestaban que sí.
Como tantos otros de su generación, mi amigo Carlos empezó a trabajar joven, muy joven. Como tantos otros, al estar la cosa mala, se buscó un curre en un indio y vió los años del esplendor comercial de Ceuta. Como tantos otros, no dudó en dar un paso al frente en el movimiento autonómico. Era, al fin y a la postre, uno de nosotros. Y rociero hasta la médula.
El tiempo le llevó a ser viceconsejero de Festejos. Jamás, y mira que le dimos cera, tuvo una mala palabra, un mal gesto para con los medios de comunicación -al menos conmigo-. Encima, yo tuve la suerte de ser pregonero del Carnaval bajo su mandato. Recuerdo que llegó tarde al pregón. De hecho, fue el único político que se acercó, junto a Mabel Deu. Y me dijo "tranquilo, se que he llegado tarde, pero se que esto es poesía pura. ¿Tu que bebes?". De arte. Genio y figura.
Compartimos muchos momentos, muchas conversaciones. Que si el Madrid, que si el Ceuta, que si la Feria, que si las entradas del carnaval. Hoy, tras una larga enfermedad, Juan Carlos García Bernardo se ha ido. Nunca se me dio bien, insisto, escribir obituarios. Por eso, no tiraré de tópicos. Simplemente, amigo, adios. Descansa y ahi arriba date un homenaje. Coge el bombo, busca a la Jurado y que te cante la historia de una amapola. Pareja Obregón ya está afinando la gaita.

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